"Y orad en el Espíritu en toda ocasión con todo tipo de oraciones y peticiones.” Efesios 6:18
Me tomó gran parte de mi vida sacudirme la noción religiosa de que la oración estaba reservada para momentos y lugares especiales. Iglesias, servicios de adoración, avivamientos y retiros: todos parecían lugares apropiados para la oración. Cuando alguien estaba en problemas, había que comer, un ser querido moría, un amigo necesitaba ser sanado o un pecado requería confesarse, esos parecían ser los momentos para orar.
¿Puedo contarte un secreto? He descubierto que cuanto más tiempo paso con Dios en oración, más me doy cuenta de que Él se preocupa por cada aspecto y detalle de mi vida. Es más, Dios quiere que sepa cada vez más los detalles de Su vida y lo que Él está haciendo en Su Reino y lo que sucede a mi alrededor. Dios quiere que disfrute el helado que estoy lamiendo y que hable con Él, porque Dios ama las cosas buenas y quiere que yo también las ame. Dios quiere que esté al tanto de la persona cercana a mí que estaba sufriendo, porque cuando ellos duelen, Dios también duele y tal vez quiera que les susurre una palabra de aliento en su nombre.
Momentos cotidianos, todos los días, donde sea que nos encontremos, esos son los momentos y lugares en los que Dios quiere que tengamos una conversación con Él.
RETO:
Practique hablar con Dios a lo largo de su día esta semana. Recuerda, ¡puedes hablar con Dios sobre cualquier cosa y todo!
Tal vez escriba algunas de sus conversaciones y revíselas al final de la semana. Vea de cuántas cosas diferentes habla con Dios diariamente.