"Entonces llegaron allí judíos de Antioquía y de Iconio; y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y arrastrado fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto. Sin embargo, cuando los discípulos se reunieron a su alrededor, él se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente partió con Bernabé hacia Derbe. Y habiendo predicado el evangelio en aquella ciudad e hecho muchos discípulos, regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo las almas de los discípulos, exhortando ellos continuar en la fe”. – Hechos 14:19-22
¿Has notado lo rápido que corren los soldados en la batalla para ayudar a los heridos? ¿Has visto a un compañero de equipo correr por el campo para ayudar cuando los jugadores en un juego están caídos? Los compañeros de equipo aportan fuerza.
En este mundo, estamos en una batalla. Hermanos y hermanas cristianos, debemos ser una mano que levante a nuestros compañeros de equipo cuando están deprimidos.
Paul fue apedreado tan brutalmente que supusieron que estaba muerto. Sin embargo, cuando los discípulos se reunieron a su alrededor, él se levantó y entró en la ciudad. ¡El Espíritu Santo estaba obrando y sus hermanos trajeron tanta fuerza que Pablo se levantó después de haber sido apedreado y dado por muerto! Luego fue a la ciudad y más allá para predicar el Evangelio y fortalecer a otros.
RETO:
¿Has estado buscando ver, detenerte y pasar tiempo con hermanos y hermanas que necesitan que te reúnas a su alrededor? ¿Hay alguien a quien puedas fortalecer y animar hoy?