"El justo prospera como una palmera y crece como un cedro en el Líbano."
– Salmo 92:12, NVI
Desde que tengo uso de razón, la palmera siempre ha sido mi árbol favorito. No vivía en una ciudad que las tuviera, así que cuando íbamos de vacaciones familiares a la playa, siempre me emocionaba y sabía que nos estábamos acercando a nuestro destino cuando veía mi primera palmera. Hay algo en su belleza que me hace sonreír.
Mientras leía el Salmo 92, el versículo anterior me llamó la atención. “Prosperar como una palmera?” ¿Se te ha ocurrido alguna vez cómo las palmeras, aunque no sean muy gruesas, pueden resistir huracanes y otras tormentas? Las palmeras no están hechas de madera sino de una sustancia esponjosa que les permite doblarse y soportar fuertes vientos. Las raíces de la palma también son sorprendentes. Cuantas más tormentas azotan una palmera, más fuertes crecen sus raíces.
El Salmo 92:12 dice que “el justo prospera como una palmera.“Los justos son aquellos que están bien con Dios. Si tú y yo estamos bien con Dios, entonces también creceremos como un cedro. La madera de cedro en realidad tiene la capacidad de preservar y proteger las cosas que la rodean.
Desafío:
Cuando las tormentas de la vida te azotan, cuando las circunstancias no van como quieres, ¿dónde están tus raíces? ¿Estás arraigado en Cristo o en algo más? Si estás arraigado en Cristo, te mantendrás firme y prosperarás porque Él está contigo en todo momento para que no te quebrantes. Busca a Dios esta semana y pregúntale si estás completamente arraigado en Él. Confiesa y abandona cualquier cosa que Él te revele, lo que está anclando tu vida en lugar de Él.